Un intento por paliar los nervios de un docente en tiempos de pandemia es escuchar la voz de sus alumnos. Y casi casi un regalo navideño poder verlos. Testimonios confirman que una combinación de cámara y micrófono desactivado podría ser letal.
Estudiantes en todo el mundo están tratando aprender sus materias desde sus hogares. Se trata de un reto educativo, en el que más de un profesor ha estado al borde del colapso mental.
Sus días transcurren entre mails de los alumnos, mensajes de WhatsApp de estudiantes, apoderados y directores, conferencias grupales, conferencias individuales con los alumnos que no entendieron, subir notas al sistema, subir los links de la clase y elaborar las presentaciones de PowerPoint.
“me equivoco cien veces cuando les adjunto animaciones. Siento los dedos tiritones, escucho mis palpitaciones”, son las palabras de una docente que narra sus 24 horas como profesora online.
Una ojeada continental
¿En todo el mundo los escolares empiezan sus diligencias en marzo y terminan en diciembre? No. Como se puede apreciar en el mapa presentado a continuación, existen marcadas disparidades en cuanto al mes elegido para comenzar los cursos en cada país.
Incluso, empezar las clases en el mes de marzo es una rareza si miramos con detalle la distribución de colores. Septiembre se presenta como el mes favorito para arrancar los cursos y junio para finalizarlos.
Fuente: elordenmundial.com
Esta no es más que una muestra gráfica de qué tan fríos agarró la pandemia a los profesores. En buena parte del mundo se encontraban casi en la mitad del año escolar. Un golpe brusco. En España, uno de los países más afectados por la Covid-19, los docentes tuvieron que realizar una impresionante transición de la educación presencial a la educación a distancia. Sin ánimos de exagerar, fácticamente de un día para otro.
El síndrome del “Profesor Quemado” (burnout)
El aumento de número de bajas de los maestros debido a la depresión, estrés, y el incremento en el número de jubilaciones a edad temprana son los elementos que conforman la aparición del síndrome del profesor quemado.
No podemos olvidar que el estrés es un estado patológico que puede contribuir a enfermedades cardíacas, diabetes, presión arterial alta y trastornos mentales como la depresión.
En el sector docente, esta patología se presenta comúnmente por falta de apoyo de los directivos y la irresponsabilidad del alumnado. Las reacciones que pueden derivar van desde el agotamiento e irritabilidad, hasta episodios de ansiedad.
Francisco Cuadrado, profesor de Sociología de la educación en la escuela Universitaria del Magisterio de Zamora, afirma que este síndrome es muy común en la etapa de la educación Secundaria, a causa del desenfreno de los alumnos en esa etapa de su vida.
Si bien existen tratamientos físicos y químicos, así como terapias para tratarlo, evidentemente es mejor prevenirlo. Realizar actividades físicas y evitarles momentos de presión son una contribución a la estabilidad del profesor.
¿Seguirá ahí?
Mil preguntas en la mente de los profesores en esta época: ¿Cómo evaluar a los alumnos?, ¿cómo captar su atención?, ¿por qué no responde cuando le habló?, ¿cómo seguirle el rastro si no lo veo ni escucho?, ¿seguirá ahí?, ¿cómo garantizo que esté aprendiendo?… y nuevamente la pregunta inicial: ¿Cómo lo evalúo?, ¿evaluación continua?, ¿puede hacerse una evaluación continua ahora?
El grado de dificultad para resolver esa infinitud de preguntas variará dependiendo del contexto. En un mundo con tantos matices socioeconómicos como el nuestro, cada maestro carga una cruz diferente. La única generalización válida son palabras de agradecimiento a aquellas personas con quienes compartimos, o hemos compartido, la mayor cantidad de días del año (y ni qué decir de los países asiáticos cuyo año escolar comprende 240 días de clases, a diferencia de los 180 convencionales).
Con el transcurrir de los días, nos vamos adaptando a la enseñanza virtual. Pero por favor, no dejes de interactuar. Ah, y respóndele a tu profesor.